Aproximadamente unas 10 millones de toneladas de caen a la superficie de ambos cada año terrestre.
Lluvia de meteoritos en Júpiter y Saturno.
En más de una oportunidad hemos visto cómo la realidad supera la ficción. En el sexto planeta del Sistema Solar, que está compuesto por una masa gaseosa inmensa, se producen condiciones ambientales muy particulares porque la composición química es muy diferente a la del planeta Tierra. Por ejemplo, en Júpiter y en Saturno la lluvia no es de agua, sino de diamantes.
Según los científicos, en la atmósfera de estos planetas se producen aproximadamente 10 millones de toneladas de dichas piedras cada 365 días, o sea por cada año terrestre. Es la combinación del gas metano (CH4) con las tormentas lo que permite esta combinación.
Por qué llueven diamantes
En los rayos de saturno las temperaturas son elevadísimas, casi 10.000 veces más potentes que los de la Tierra. El hecho es que, al producirse, rompen los enlaces de las moléculas y separan por un lado a los carbonos y a los hidrógenos por el otro.
Los átomos de carbono se unen entre ellos y crean moléculas más grandes que son similares al hollín, la nube negra que sale de los caños de escape de los autos y que, por su puesto, no se parece en nada a un diamante.
Los dos gigantes gaseosos tienen lluvias de diamantes.
Las nuevas moléculas mencionadas en el párrafo anterior son súper pesadas y, atraídas por la gravedad planetaria, descienden hacia el interior. Mientras más cae, mayor es la temperatura y más presión atmosférica padecen. Ante esas condiciones se metamorfosean al carbono, aunque primero se convierten en grafito, el mismo material que las minas de los lápices, y después en diamantes de un centímetro (1cm) de diámetro que continúan cayendo hacia el interior del planeta.
Las profundidades de Saturno
Hay muchas incógnitas acerca del gigante de los anillos. Una de ellas, planteada por científicos, pregunta qué posibilidad hay de que en su interior exista un diamante gigante. Esta consigna aún no tiene respuesta, mas los expertos creen que, en lugar de grandes trozos de piedra preciosa, es más probable encontrar grandes nubes de diamante condensado.
De igual manera, si hubiera diamantes, estarían en las profundidades de dichos planetas y allí las temperaturas son mayores a los 3000 °C y la presión atmosférica es hasta un millón de veces mayor que la que toleramos nosotros en la superficie terrestre.